Altuna (Urnieta): Abril 13, 2014

En el Domingo de Ramos, vamos a por Altuna, en la que hemos estado pocas veces pese a su cercanía a la estación de tren de Urnieta. Cuando hicimos la reserva casi ni toman nota del nombre, lo que nos sorprende, aunque luego lo entendimos.

Asistentes: Josetxu, Nesss, y Edu

Previo

Josetxu se anima por fin a hacer un combo de fin de semana con dos sidrerías acompañando a los habituales enfermos. Certificamos que en las tiendas abiertas en domingo en Hernani no se puede comprar pechugas de pollo ni pimientos verdes para hacer un arroz mortal con el chorizo de toro picante, a ver si lo matamos (al chorizo, no al arroz). Trikitixas en la calle con niñas con cara de amargura. Vamos a las jornadas extremeñas a beber su tinto ideal para kalimotxos, dos morunos, y un pincho paletilla (ya que en euskera llaman morcilla al morcón). Vemos a varios de la familia Mórbidez. Tras un par de tragos más en Hernani pasamos por casa de Nesss a dejar las txamarras por el calor que hacía y nos vamos andando junto a la vía del tren y el río Trankax hasta la sidrería. Los que vivían en la finquita del camino llegan en coche y casi nos hacen saltar al río. Muchos sube y baja por un bonito camino hacia Urnieta.

Sidrería

Sidrería de dos salas, no muy grande, con siete kupelas típicas (sólo estaban abiertas la 5 y la 6, aparentemente las únicas con sidra, por lo que nos dijo el sidrero), y dos metálicas en la otra sala, una anchota abollada y la otra alargada. Mantiene todo el encanto y la maquinaria clásicas bien a la vista de quien vaya (la prensa vieja, la más vieja, y el aplastamanzanas que hicieron en Donostia hace más de un siglo). Baño-caseta más moderno que la sidrería con tres secciones: mujeres, hombres, y urinario. Nada más entrar entendemos por qué no nos tomaron nombre al reservar: sólo había puesta una mesa para tres, nosotros, lo que hizo que el kashero nos dedicara el 100% de su atención.

En el aspecto gastronómico, nos espera un plato con rodajas de chorizo de sarta cortado (Nesss comienza a sufrir la presión del kashero para que lo acabase), luego una de las mejores tortillas de bacalao que hemos comido en todos los tiempos, caliente, alargada y alta, grande, jugosa, y con trozos enormes de bakalao; acabarla nos cuesta tres viajes a cargar sidra. Nada más acabar la tortilla nos sacan tres tajadas de bacalao en salsa con pimientos rojos y ajo, y ya nos va haciendo en la parrilla junto a nosotros chuletas de tamaño (y calidad) menguante hasta que dijimos basta; veíamos con horror que, mientras hablábamos, echaba la siguiente a la parrila nada más servirnos la anterior (que dejaba reposar sobre la parrilla antes de servir), sin preguntarnos nada. Tras la tercera conseguimos que dejara de echar chuletas a la parrilla, qué estrés. De postres, tres trozos de queso, un trozo de membrillo, y un cesto de nueces quizá demasiado pequeñas y secas. El kashero nos insistió si queríamos más carne, beber más u otro postre, pero declinamos rápidamente los tres a la vez, entre otras cosas por lo rápido que fue todo y que ya no nos cabía más de nada. En total, 30€ cada.

Bebimos bien, incluso demasiado. Desde que sacó el bakalao con pimientos, el kashero no nos dejó ni cuando íbamos a beber (al principio nos escapábamos, pero luego nos seguía), y al final nos obligaba a ello porque estábamos hablando mucho... aunque él no bebía. En una ronda dice que ve a Nesss dudoso y le hace rellenar el vaso, arf. El ritmo de servirnos comida demasiado rápido: Si entramos a la sidrería a las 14:00, creíamos que ya habríamos acabado de comer a las 14:30 que es cuando comenzamos con la carne, aunque conseguimos alargar la estancia a base de hablar y beber. Hablamos mucho de todo, incluso de los cascanueces exóticos que tuvieron y que acabó quemando porque la gente se los guindaba. Aquí también nos confirman que los sábados noche está tranquilo, no así los sábados a mediodía, que es cuando van los más descastados; lo tendremos en cuenta para atacar los sábados noche en el futuro. Cuando nos dio los libretos de las canciones, tras una necesariamente infructuosa búsqueda, Edu provoca la hilaridad general preguntando dónde habíamos colgado las txamarras (que habíamos dejado en casa).

Epílogo

Volvemos andando A Hernani echando el higadillo por la tripada y las cuestas arf-arf. Edu se va a echar siesta mientras Josetxu y Nesss van a tomar un digestivo al Pacheco aunque luego fueron más tragos y en más bares y dos horas después despertamos al bello durmiente aprovechando que Josetxu se iba al bus para Bilbao. Después Edu y Nesss se hartan de Takeshi y sus pelis conceptualmente retárdez que nos mandaron a dormir en una tarde-noche tranquila.

El lunes por fin compramos material para el arroz con chorizo, a ver si lo matamos. Lo hacemos a media mañana para que al enfriarse se potencie el picor... estooo, queremos decir el sabor. Poteo agradable por Hernani donde cae algún pincho pero se sigue resistiendo la tortilla de sangrecilla. A las 14:00 vuelta y cae el arroz que estaba bien rico. Luego bus directo a la estación de tren de Donosti para que vuelva Edu a Zaragoza. Y así acaba el largo fin de semana marcado, más que por la sidra, por el chorizo de toro picante cuyo recuerdo nos acompañó continuamente.